FRENTE A LA ACTUAL CRISIS DE LA EDUCACIÓN EN CHILE
http://www.historia.ciencias.usach.cl/index.php/noticias/show/FRENTE--A-LA-ACTUAL-CRISIS-DE-LA-EDUCACI%C3%93N-EN-CHILE.html
Como académicos del Departamento de Historia no podemos permanecer pasivos frente a la aguda crisis que está viviendo la educación en nuestro país. A través de esta declaración, queremos hacernos partícipes de un debate profundo que hoy se está llevando a cabo y que han conducido estudiantes secundarios y universitarios, en el marco de las recientes movilizaciones sociales.
Al respecto planteamos:
1.- Uno de los mayores problemas que plantea el escenario actual es el de la legitimidad del modelo educativo en curso. Para quienes defienden el modelo educativo vigente, la legitimidad descansa en la legalidad de éste. Siguiendo esta lógica, el problema remitiría a la adecuación de los actores al marco legal entregado. Esto explica la reiteración del actual gobierno en plantear que los problemas reales de la educación se mejoran "dentro la sala de clases". Cualquier otro tipo de reflexión es catalogada de "ideológica y politizada", pretendiendo con ello deslegitimar una reflexión de fondo. Lo que se oculta con esta "descalificación" es lo profundamente ideológica que son las actuales medidas que están detrás de las reformas anunciadas por el gobierno.
La ideología, naturalizada y hegemónica que está detrás es el "neoliberalismo". La sociedad chilena, primero en dictadura y luego en democracia ha sido disciplinada en los principios del neoliberalismo como si éste fuera una "ley natural" y no una construcción ideológica. Es precisamente esta legitimidad general (basada en el respeto a las reglas del juego) la que viene a ser puesta en entredicho por los actores del modelo educativo, que -discursiva y fácticamente- la califican de espuria. La crítica al lucro, al acceso y los procesos de elitización del ingreso, al endeudamiento y la escasa movilidad social, ponen en tela de juicio no sólo el actual sistema educacional, sino que problemas de fondo que revelan una crítica a un sistema de acumulación capitalista que genera una desigualdad estructural.
2.- Paralelo a ello, desde el gobierno se ha ido instalando el discurso del "privilegio" que detentarían las universidades tradicionales, particularmente las universidades estatales, frente a las universidades privadas, que estarían educando a los quintiles más pobres de la población, al igual que los IPs y CFTs. Ante esa afirmación expresamos que se ha ido construyendo una falacia que no resiste ningún análisis serio. Es cierto que ciertas universidades tradicionales han ido elitizándose producto de un sistema de ingreso que reproduce las desigualdades de un sistema educacional primario y secundario clasista, sin embargo, la mayoría de las universidades tradicionales, estatales y privadas, en Santiago y en Regiones, siguen aportando claramente a la movilidad social, atendiendo a los sectores más vulnerables de la población y que han cumplido satisfactoriamente con los requerimientos de ingreso. Universidades como la USACH, la UTEM, la UMCE, la U de Concepción, por mencionar sólo algunas, están muy lejos de ese discurso de que estas universidades están educando a las elites socioeconómicas de Chile
A través de esta construcción discursiva el gobierno intenta validar la existencia de las universidades privadas y junto con ello, el lucro generado de este negocio. Lo que el gobierno no dice, es que quien soporta el pago de los aranceles en los establecimientos privados y públicos son las familias y el propio estudiante, a través de políticas de un oneroso endeudamiento a futuro. Para nosotros, la educación constituye un derecho para las familias de todo el país y el Estado debe responder a las actuales exigencias de calidad y gratuidad, en circunstancias que existe una escandalosa distribución de la riqueza. De ello deriva que la gratuidad de la educación debe ir acompañada de una reforma tributaria profunda, sin la cual no se tocará el fondo de una problemática estructural surgida más allá de la escuela y la educación superior.
3.- Creemos por tanto, que el actual debate estudiantil ha repuesto el importante rol de la política en la sociedad democrática, ha visibilizado los anclajes ideológicos que soportan la construcción de la realidad social y ha remecido a la sociedad chilena con masivas marchas en los espacios públicos, revelando las numerosas injusticias y contradicciones que se generan al alero de este modelo neoliberal, implementado ilegítimamente durante la dictadura y administrado sin cuestionamientos por los gobiernos concertacionistas.
4.- En este sentido sostenemos que el lucro en la educación constituye un problema de carácter ético. El Ministro Joaquín Lavín ha señalado que el lucro es legítimo y está amparado por las leyes del Estado. Lo que nosotros ponemos en discusión es el fondo del problema y no sólo la norma que lo ampara, que por cierto creemos debe ser radicalmente reformada, como primer punto en el avance por las luchas democratizadoras, la ampliación de la ciudadanía y de nuestros derechos. ¡La educación es uno de ellos!
5. Finalmente, consideramos indispensable, no agotar el debate en torno a los incentivos económicos que el Gobierno ofrezca a nuestras universidades, pues de ser así, con seguridad se dejará de lado la demanda que ha estado en la base de las movilizaciones de los estudiantes secundarios y universitarios; a saber, el cambio estructural del modelo educacional chileno. Entendemos que estos recursos entregados por una sola vez o por un tiempo limitado no equivalen a un mayor compromiso del Estado con la Educación Pública, sino más bien una dilatoria para los cambios estructurales que el país demanda.
Fimantes:
Igor Goicovic, Académico Departamento de Historia-USACH.
Cristina Moyano, Académica Departamento de Historia-USACH.
Juan Guillermo Muñoz, Académico Departamento de Historia-USACH.
Luis Ortega M, Académico Departamento de Historia-USACH.
Lucía Valencia, Académica Departamento de Historia-USACH.
Julio Pinto, Académico Departamento de Historia USACH.
Marcelo Mella, Académico Departamento de Historia-USACH.
Augusto Samaniego, Académico Departamento de Historia-USACH
Maximiliano Salinas, Académico Departamento de Historia-USACH
Como académicos del Departamento de Historia no podemos permanecer pasivos frente a la aguda crisis que está viviendo la educación en nuestro país. A través de esta declaración, queremos hacernos partícipes de un debate profundo que hoy se está llevando a cabo y que han conducido estudiantes secundarios y universitarios, en el marco de las recientes movilizaciones sociales.
Al respecto planteamos:
1.- Uno de los mayores problemas que plantea el escenario actual es el de la legitimidad del modelo educativo en curso. Para quienes defienden el modelo educativo vigente, la legitimidad descansa en la legalidad de éste. Siguiendo esta lógica, el problema remitiría a la adecuación de los actores al marco legal entregado. Esto explica la reiteración del actual gobierno en plantear que los problemas reales de la educación se mejoran "dentro la sala de clases". Cualquier otro tipo de reflexión es catalogada de "ideológica y politizada", pretendiendo con ello deslegitimar una reflexión de fondo. Lo que se oculta con esta "descalificación" es lo profundamente ideológica que son las actuales medidas que están detrás de las reformas anunciadas por el gobierno.
La ideología, naturalizada y hegemónica que está detrás es el "neoliberalismo". La sociedad chilena, primero en dictadura y luego en democracia ha sido disciplinada en los principios del neoliberalismo como si éste fuera una "ley natural" y no una construcción ideológica. Es precisamente esta legitimidad general (basada en el respeto a las reglas del juego) la que viene a ser puesta en entredicho por los actores del modelo educativo, que -discursiva y fácticamente- la califican de espuria. La crítica al lucro, al acceso y los procesos de elitización del ingreso, al endeudamiento y la escasa movilidad social, ponen en tela de juicio no sólo el actual sistema educacional, sino que problemas de fondo que revelan una crítica a un sistema de acumulación capitalista que genera una desigualdad estructural.
2.- Paralelo a ello, desde el gobierno se ha ido instalando el discurso del "privilegio" que detentarían las universidades tradicionales, particularmente las universidades estatales, frente a las universidades privadas, que estarían educando a los quintiles más pobres de la población, al igual que los IPs y CFTs. Ante esa afirmación expresamos que se ha ido construyendo una falacia que no resiste ningún análisis serio. Es cierto que ciertas universidades tradicionales han ido elitizándose producto de un sistema de ingreso que reproduce las desigualdades de un sistema educacional primario y secundario clasista, sin embargo, la mayoría de las universidades tradicionales, estatales y privadas, en Santiago y en Regiones, siguen aportando claramente a la movilidad social, atendiendo a los sectores más vulnerables de la población y que han cumplido satisfactoriamente con los requerimientos de ingreso. Universidades como la USACH, la UTEM, la UMCE, la U de Concepción, por mencionar sólo algunas, están muy lejos de ese discurso de que estas universidades están educando a las elites socioeconómicas de Chile
A través de esta construcción discursiva el gobierno intenta validar la existencia de las universidades privadas y junto con ello, el lucro generado de este negocio. Lo que el gobierno no dice, es que quien soporta el pago de los aranceles en los establecimientos privados y públicos son las familias y el propio estudiante, a través de políticas de un oneroso endeudamiento a futuro. Para nosotros, la educación constituye un derecho para las familias de todo el país y el Estado debe responder a las actuales exigencias de calidad y gratuidad, en circunstancias que existe una escandalosa distribución de la riqueza. De ello deriva que la gratuidad de la educación debe ir acompañada de una reforma tributaria profunda, sin la cual no se tocará el fondo de una problemática estructural surgida más allá de la escuela y la educación superior.
3.- Creemos por tanto, que el actual debate estudiantil ha repuesto el importante rol de la política en la sociedad democrática, ha visibilizado los anclajes ideológicos que soportan la construcción de la realidad social y ha remecido a la sociedad chilena con masivas marchas en los espacios públicos, revelando las numerosas injusticias y contradicciones que se generan al alero de este modelo neoliberal, implementado ilegítimamente durante la dictadura y administrado sin cuestionamientos por los gobiernos concertacionistas.
4.- En este sentido sostenemos que el lucro en la educación constituye un problema de carácter ético. El Ministro Joaquín Lavín ha señalado que el lucro es legítimo y está amparado por las leyes del Estado. Lo que nosotros ponemos en discusión es el fondo del problema y no sólo la norma que lo ampara, que por cierto creemos debe ser radicalmente reformada, como primer punto en el avance por las luchas democratizadoras, la ampliación de la ciudadanía y de nuestros derechos. ¡La educación es uno de ellos!
5. Finalmente, consideramos indispensable, no agotar el debate en torno a los incentivos económicos que el Gobierno ofrezca a nuestras universidades, pues de ser así, con seguridad se dejará de lado la demanda que ha estado en la base de las movilizaciones de los estudiantes secundarios y universitarios; a saber, el cambio estructural del modelo educacional chileno. Entendemos que estos recursos entregados por una sola vez o por un tiempo limitado no equivalen a un mayor compromiso del Estado con la Educación Pública, sino más bien una dilatoria para los cambios estructurales que el país demanda.
Fimantes:
Igor Goicovic, Académico Departamento de Historia-USACH.
Cristina Moyano, Académica Departamento de Historia-USACH.
Juan Guillermo Muñoz, Académico Departamento de Historia-USACH.
Luis Ortega M, Académico Departamento de Historia-USACH.
Lucía Valencia, Académica Departamento de Historia-USACH.
Julio Pinto, Académico Departamento de Historia USACH.
Marcelo Mella, Académico Departamento de Historia-USACH.
Augusto Samaniego, Académico Departamento de Historia-USACH
Maximiliano Salinas, Académico Departamento de Historia-USACH
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